Producción de espárragos frescos en Perú
A mediados de los años ochenta, el arrollador éxito del espárrago peruano fue tal que abrió las puertas al desarrollo agrícola de este país. Si bien las producciones y exportaciones permanecen estables desde hace una década, las empresas que siguen en este sector tienen como objetivo no perder competitividad en los mercados internacionales.
Una vez que en 2011 Estados Unidos estableció el tratamiento cuarentenario para el espárrago fresco proveniente del Perú, el sector desaceleró su crecimiento anual. Así, los volúmenes exportados se han mantenido en 130,000 toneladas y el valor de los envíos continúa fluctuando los US$400 millones (unos 330 millones de euros aproximadamente). El impacto no ha sido menor, considerando que Estados Unidos recibe el 70% de los envíos peruanos de esta hortaliza. Además, esta industria está aún a la espera de los resultados del informe de Aphis, de Estados Unidos, sobre el riesgo de plagas en el espárrago que, de ser favorable para la industria peruana, podría significar el fin de la fumigación con bromuro de metilo, que resta vida de anaquel a esta hortaliza.
En un año marcado por el Covid-19, la campaña peruana de espárragos no estuvo exenta de inconvenientes. Específicamente, el gran problema del 2020 fue la falta de transporte aéreo hacia la Unión Europea ya que, producto de la pandemia, hubo recortes en los vuelos comerciales y turísticos que cuentan con espacios en sus bodegas. Pero, ¿qué hicieron algunas empresas? Trabajar con atmósfera modificada para que la hortaliza pudiese tener una más larga vida de poscosecha y así poder hacer envíos marítimos, aunque a un mayor coste productivo.
MOVILIZACIONES SOCIALES MARCARON EL FIN DE AÑO
Por si fuera poco, y cuando estaba acabando la que quizás ha sido la campaña más atípica del espárrago peruano, a finales de diciembre se produjo un estallido social, que afectó a las dos principales regiones productoras del país: Ica, en el sur y La Libertad, en el norte.
Las movilizaciones impactaron las cosechas de fin de año. Hubo muchos campos que no pudieron ser cosechados. Y ya se sabe que, cuando no se cosecha una esparraguera esta vuelve a florear, debiéndose esperar hasta la siguiente temporada. Este problema llegó justo en temporada alta y si bien se perdió producción, hubo además un impacto negativo en los jornales de los trabajadores.
Estas movilizaciones motivaron que en diciembre pasado el pleno del Congreso peruano aprobase un texto sustitutorio de la Ley del Régimen Laboral Agrario, que establece una Bonificación Especial por Trabajo Agrario de un 30% de la Remuneración Mínima Vital, lo que actualmente suma 62,40 euros. Este bono no tiene carácter remunerativo. Además, la ley establece que el sueldo diario sería de 10,80 euros; y que los trabajadores podrán acceder al 5% de las utilidades de la empresa hasta el 2023, que subirá a un 7,5%, hasta el 2026 y, a partir del 2027 será del 10%. Según la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), en promedio las empresas agroindustriales con más de 100 trabajadores pagan 345 euros al mes.
Para los expertos, lo que hace esta ley es ajustar lo que se tiene que pagar por mano de obra. Así, mientras más se dependa de la mano de obra, más subirán los costes. El tema es que el piso que ha marcado la ley es igual para todos y hay incertidumbre sobre si los pequeños productores esparragueros lo podrán soportar.
Para muchos, los esparragueros serán uno de los más afectados, ya que en época de cosecha se necesita un importante número de trabajadores y también personal para aquellas labores típicas que se deben realizar en el huerto durante el año.
EMPRESAS QUE DEJAN EL CULTIVO
En un escenario así, con un cultivo que ya no está dando los retornos que había hace décadas atrás y donde la nueva ‘estrella’ es el arándano e incluso el aguacate, hay empresas que han anunciado su salida del cultivo. Una de ellas es Agrícola Chapi, que optó por acelerar su salida, programada para 2022. Hoy el 33% de sus campos están cubiertos con esta hortaliza, sin embargo, los márgenes de los otros cultivos que maneja: el aguacate y la uva de mesa, son mayores. También ha motivado esta decisión la competencia mexicana, que tiene costes operativos menores y está mucho más cerca del mercado más importante, Estados Unidos. Hace unos años, Camposol había tomado la drástica decisión de ‘matar’ 2.000 hectáreas de espárragos, que fueron replantadas con arándanos, transformándose hoy el principal productor y exportador de este berry en el Perú.
LAS EMPRESAS QUE PERMANECEN QUIEREN UN RENACER
Pero, como dice el dicho, ‘a mal tiempo, buena cara’. Y eso lo saben bien los productores, sobre todo aquellos que aún confían en lo que puede seguir dando esta hortaliza a la agricultura peruana. Así es como están planeando nuevas técnicas de manejo y tecnologías para no perder competitividad en los mercados internacionales.
Una tendencia que se observa en Ica (al sur del país) es la instalación del cultivo a una mayor densidad. La decisión de ello pasa por explotar la planta en menos años, escapar de los daños que ocasiona el Fusarium y recuperar rápidamente la inversión. Así, si a mediados de los años ochenta del siglo pasado, cuando se cultivaron las primeras esparragueras en Ica, se hicieron a una densidad de 16,000 plantas/ha, a inicios del 2000 esta era de 25,000 plantas/ha y, desde hace unas campañas que se está sembrando a 30,000 plantas/ha, con serias intensiones de llegar a las 36,000 plantas/ha.
Si de variedades se trata, en Ica y tan solo hasta hace unos años, los campos estaban cubiertos con dos variedades principalmente: UC 157 y Atlas. Sin embargo, cada vez hay una mayor área sembrada con UC 115 (DePaoli), que ha encontrado en algunas zonas de esta región el lugar ideal para su desarrollo. Se trata de una variedad flexible, capaz de adaptarse a diferentes suelos y climas.
Hay quienes proponen darle un impulso a la producción peruana, de la mano de nueva genética de otros orígenes. Así, por ejemplo, a Chile entraron con fuerzas las variedades súper machos de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) y la Universidad de Guelph (Canadá). Es una alternativa que podrían estudiar los productores peruanos, recomiendan los especialistas.
Sin embargo, para muchos, el principal desafío para la industria esparraguera peruana es aumentar la vida de poscosecha de esta hortaliza, que hoy está entre 14 y 18 días para los calibres delgados y 21 a 25 días para los calibres más gruesos. Los expertos señalan que, si es posible extenderla a 35 días, se podrían ahorrar costos de transporte y lograr mejores precios.
Por ello es que hay empresas del sector que han realizado ensayos con compuestos naturales que cubren a la hortaliza, evitando así la deshidratación de esta, permitiendo también que la base cortada del espárrago absorba las soluciones. El panorama en el recién pasado 2020 estuvo combulsionado, como lo ha estado en las diferentes zonas productoras del planeta, pero en Perú, quienes siguen en el negocio, confían en que esta hortaliza aún tiene futuro en el país.
No solo fresco
La producción de espárragos en Perú no solo está destinada para la venta en fresco. Un importante porcentaje de esta hortaliza se destina a la agroindustria, cuyas principales empresas están ubicadas en el Departamento de La Libertad. Allí es donde se producen conservas y congelados. Las exportaciones de conservas sufrieron un fuerte crecimiento en 2020, con envíos que superaron los 108 millones de euros, versus los 79 millones de euros que se habían conseguido en 2019. Sin embargo, los envíos de congelados sufrieron un retroceso de un 14% respecto de 2019, en gran parte, motivados por la pandemia del Covid-19. En 2020 las exportaciones fueron por 31 millones de euros, mientras que en 2019 habían sido por 34,5 millones de euros. Los envíos en estas tres presentaciones sumaron 469 millones en 2020.
Summary
Leaving behind a chaotic 2020
In the mid-eighties, when asparagus became Peru’s number-one non-traditional agricultural export, the crop’s success was so overwhelming that it kick-started the country’s agricultural development. The agro-climatic conditions of the Peruvian coast mean that asparagus can be harvested all year round and exported in different forms (fresh and processed). Today, Peru is the world’s second-largest supplier of asparagus, only surpassed by Mexico. It ships over 90% of its exports to just 3 destinations: the United States, Spain and the Netherlands. Although production and sales have remained stable for a decade, companies in the sector are working to ensure they maintain their competitiveness in international markets, especially after such a turbulent 2020, which was marked by the Covid-19 pandemic and agrarian worker protests.